lunes, 4 de mayo de 2009

CULTURA EMO


Actualmente se puede apreciar en todo el mundo representantes o seguidores de la cultura emo, una subcultura que surgió en los Estados Unidos a mediados de la década de 1980. Mucho es lo que se habla sobre este grupo hoy en día, pero mucho es también lo que se inventa. Inclusive muchos adolescentes que aseguran ser emos en realidad ni siquiera están cerca de serlo, pues la cultura emo no es únicamente estética, ella persigue una fuerte filosofía. Como dijimos esta subcultura se origina en los Estados Unidos, más precisamente en la ciudad de Washington DC, como un genero musical post-hardcore, que rápidamente debido al contenido emocional y expresivo de sus letras fue definido como emotional hardcore, y posteriormente abreviado como emo-core. Su estilo musical deriva del hardcore punk con la diferencia de ser más lento y melódico. Se considera el nacimiento del genero emo-core el lanzamiento del disco Rites of Spring de la banda homónima en el año 1985. Los seguidores de la cultura emo rápidamente comenzaron a masificarse y a buscar su propia identidad, que los diferenciase de otras tribus urbanas con las que tenían más de un punto de contacto pero que sentían ser sustancialmente diferentes como los punks y seguidores del grunge.
Pero en la actualidad los emos se han multiplicado por millones al rededor del planeta y muchos adolescentes que ni siquiera conocen a las bandas fundadoras de esta subcultura dicen ser emos tan solo por llevar un peinado y vestirse de negro y rosa. Los emos han sido atacados en infinidad de oportunidades por diversos grupos tras ser considerados un flagelo social y muchas veces considerar que es el paso previo o una forma de esconder la homosexualidad. Hoy en día la cultura emo no pone a la música como su bandera, o la pone pero erróneamente. Muchas bandas que se jactan de ser emo-core y en realidad ni cerca están de las incipientes Rites of Spring, Fugazi, Embrace, Sunny Day Real Estate, Bad Religión, Jawbreake, Jawbox o Sense Field, entre otras. La masificación del género musical y la apropiación del término por parte de las discográficas multinacionales para embaucarlo en cualquier banda con el fin de obtener mayores ventas ha generado el disgusto de los emos de la primera ola. Esto dio lugar a que surgiera a mediados de los 90’ el surgimiento del término screamo (falso emo) y con el nuevas bandas que se diferenciaban de las emo. Pero detrás de ello surgió una nueva ‘moda emo’ en que los jóvenes perseguían un estereotipo de tristeza, visión desesperanzada de la vida, auto-mutilación y expresión de emociones. Con esta nueva generación que crecía como una bola de nieve en descenso no tardó en llegar el negocio y cualquier banda fue calificada como emo o screamo con el único fin de masificar sus ventas. Las bandas más renombradas y falsamente encajadas dentro de estos generos han sido Green Day, Panda, My Chemical Romance, Panic! at the Disco, Fall Out Boy, 30 Seconds to Mars, From First to Last, Silverstein, The Devil Wears Prada, Underoath, The Used, Alesana, entre otros. Información sobre la cultura emo La cultura urbana emo es muy sencilla de diferenciar, quienes se hacen llamar emos y pretenden serlo generalmente llevan un estilo de peinados parecidos, con un jopo tirado hacia un lado y cubriendo uno de sus ojos. Para estos jóvenes (generalmente entre 14 y 20 años de edad) la tristeza es la mejor compañera de ellos y en sus pares encuentran el amor y sentimiento de pertenencia. En la música encuentran una forma de ser, un guía que los ayuda a seguir un camino para ellos muchas veces tortuoso, donde los transeúntes los observan como extrañas anomalías. Los hemos dicen basar su diferencia con el punk londinense simplemente en el compás de la batería, quizá allí comience la diferencia porque realmente son bastantes con los representantes del punk. Los jóvenes emos del siglo XXI persiguen una actitud y filosofía crítica de la sociedad centrada en la emociones (dolor, rabia, desgano e insatisfacción) y que encuentra semejanzas con los punkys en la rebeldía y la necesidad de trillar las calles y sentirse urbanos. La tristeza que los caracteriza suele quedar de lado cuando de una fiesta se trata, allí sacan a relucir su sarcásticos e irónico humor.
Bandas actuales más representativas de la cultura emo en la actualidad.

lunes, 27 de abril de 2009

LA POSTMODERNIDAD Y LA EDUCACIÓN


El educador y el educando se encuentran ante un dilema: o educamos según la postmodernidad (aceptando y fomentando sus fundamentos axiológicos y culturales) o bien la rechazamos total o parcialmente, orientando nuestros esfuerzos hacia un cambio.
La educación postmoderna la encontramos en la educación no formal (actividad educativa realizada fuera del marco del sistema oficial) e informal, en la llamada Escuela Paralela, hoy con una fuerza mayor que la educación formal e institucionalizada.
El problema se plante al concretar finalidades de la educación del hombre postmoderno. Existen tantos modelos de educación cuantos modelos de hombre o modos de entender el perfeccionamiento, el valor o la felicidad.
LA POSTMODERNIDAD COMO CRISIS EDUCATIVA
Gran número de cambios han hecho mayor el distanciamiento entre padres e hijos. La postmodernidad ha venido a acentuar estos cambios ha hecho que la crisis sea más crisis.
Los cambios en la educación actual no son más que consecuencia de la crisis de valores o valoraciones del hombre, de la sociedad y de la cultura.
La postmodernidad lo ha invadido todo: la familia, la escuela, la religión, la política, la literatura, los medios de comunicación, etc.
Como consecuencia de este enfrentamiento generacional:
Los jóvenes poseen un vocabulario propio y sistema de signos muy diferente al que utilizan padres y profesores.
La educación institucional no se adecua al ritmo y vida de los jóvenes.
Padres e hijos parecen coexistir, más que convivir en unidad y profundidad interior.
la relación educativa se hace más tensa y difícil, más legal y material que íntima y personal.
EDUCACIÓN Y CULTURA POSTMODERNA
Ha de realizarse un camino en el que la educación sea sucesivamente crítica de la cultura, transformación y nueva creación cultural. Fomentar la individualización y la personalización (educación).
Discernir si los valores culturales que ofrece la postmodernidad merece ser vivenciados o ser etiquetados como contraculturales.
Vivimos en un mundo y una sociedad multicultural. Los medios de comunicación social ofrecen una pluralidad de formas de vida, modos de pensamiento y toda clase de información en la que, todo o casi todo hoy vale con tal que alguien o algunos lo defienda(n).
Pluralidad de culturas y educaciones: el hombre es libre de poder optar, así como para abandonar una opción y poder pasar a otra.
LA EDUCACIÓN POSTMODERNA
Educar según la postmodernidad es educar para el bien y la felicidad, cuya consecución consiste en la posesión de sus valores.
Según su triple núcleo axiológico (relativismo, presente y esteticismo), educar en la postmodernidad es:
EDUCAR EN EL RELATIVISMO (del ser, de la razón y del valor), educar en el politeísmo y pluralismo, en el pensamiento débil, y en consecuencia, en la secularización, la <>, la tolerancia...
Con el racionalismo la escuela olvida el aspecto afectivo y lúdico de toda formación.
Con el postmodernismo, la nueva educación camina por las sendas del pluralismo, la debilidad, la desorientación, el escepticismo, la afectividad...
Pero debemos cuestionarnos si la educación postmoderna no es tan unilateral como la moderna aunque en sentido contrario: si el absolutismo ha llevado a fuertes dictaduras e imposiciones, el relativismo conduce a inseguridades, inestabilidades psicológicas y a enfrentamientos. Si <>, vale igualmente para el fuerte y para el débil, por lo que el fuerte terminará imponiéndose sobre el débil. La ley del más fuerte será la realidad.
Sólo una educación sólida y basada en principios y valores firmes, pero al mismo tiempo flexible y tolerante, llegará a ser educación para todos.
EDUCAR EN EL PRESENTE (lo momentáneo, lo cotidiano), educar en los valores de lo cotidiano, las pequeñas historias, la desconfianza, el humor, la liberación, la superficialidad, agnosticismo, pasotismo...
La postmodernidad nos muestra el presente como el mejor modo de vivir la realidad. Lo que cuenta es el aquí y ahora, liberándose de las ataduras y remordimientos del pasado y de las angustias y preocupaciones del futuro.
La vida y el sentido de la educación se perciben como un presente en cambio permanente, todo <>.
Según Gervilla, aquí también se muestra unilateral la postmodernidad porque prescindir del antes y el después (el pasado y el futuro) es quitar al ser humano una dimensión fundamental, singular, distintiva y diferenciadora de otros seres.
El presente, y sólo el presente placentero, el placer inmediato y sin límites puede conducir a la autodestrucción bajo el aspecto de liberación (droga, alcohol, sexo...).
El pasotismo y el humor desenfadado y comunicativo pueden ser una compensación ante la falta de ideales o ante el aburrimiento de la vida cotidiana.
El consumismo nos da un nuevo “look”, un placer hedonista, un status social, valora más las apariencias que la realidad, por lo cual, difícilmente puede afirmarse que haga más valiosa la persona individual y socialmente.
El punto de referencia de la juventud actual es la posición de los demás. Van emitiendo y recibiendo signos y mensajes, a partir de los cuales van modificando constantemente su posición.
Esta moral provisional deja un amplio margen al presente, a la espontaneidad y provisionalidad, al azar de las cosas tal y como van viniendo.
Ha nacido la vida del sentimiento, la afectividad y el placer, el culto al cuerpo. Y nos da una mayor felicidad, somos más felices cuando amamos que cuando sabemos o razonamos.
La moral será entonces “ la expresión de unos sentimientos y unas actitudes, de nuestras preferencias por unas normas de conducta y nuestra desaprobación de otras”.
El cuerpo ha pasado en muy poco tiempo de ser el enemigo del alma al objeto de “culto” o deidad, centro de la belleza, del placer y hasta del status social.
¿Cuáles son las consecuencias de esto?
La modernidad mutiló la persona en detrimento del sentimiento.
El postmodernismo ha mutilado la razón a favor del sentimiento. Ambos extremos, por su unilateralidad, son igualmente desechables desde una visión armónica de la educación.
La integración armónica razón - afecto ha sido y es le reto de la educación.
Si la educación ha de hacer más valioso al ser humano individual y socialmente, ha de alejarse de los extremos individualista y hedonista.
La dificultad radica en determinar en qué medida el hombre se debe a la sociedad y ésta al hombre.
Puestos a elegir, nos inclinamos por el predominio de la persona sobre la sociedad, la sociedad debe estar al servicio del hombre.
Corriente pedagógica a la que pertenece:
LA POSTMODERNIDAD
La postmodernidad hace su aparición cuando el proyecto moderno deja de ser válido total o parcialmente.
Los postmodernos rechazan el proyecto ilustrado de diversas maneras y con él la sociedad que ha generado. No sienten ilusión por cambiarlo. No se sienten llamados a superar la modernidad.
FUNDAMENTOS DE LA POSTMODERNIDAD
1.- DESENCANTO Y DEBILIDAD DE LA RAZÓN
La confianza en la razón (modernidad, medievo) se quiebra para ingresar en los tiempos del pensamiento débil, inseguro y desilusionado.
La historia de la razón es la historia de los desengaños de la razón, o de lo irracional de la razón. Ésta ha perdido credibilidad para decirnos con seguridad qué es la realidad o qué es el hombre: se impone la “sensatez racional” del conformismo, lo limitado, la humildad intelectual.
En consecuencia, buena parte de la clase intelectual se han subido al carro del agnosticismo. Aparece también otro agnosticismo, “popular inducido”, derivado de la mentalidad positivista y empirista, entre todas las capas de la sociedad.
El “Pasotismo” se hace visible en la vida y vocabulario de los jóvenes y el postmoderno se instala cómodamente en el “pensamiento débil”: lo que hoy siento y pienso, no sé si lo mantendré mañana.
2.- PÉRDIDA DEL FUNDAMENTO
Ante el desencanto de la razón todo es posible. Si antes el ser se decía de muchas maneras, ahora se puede decir de muchas cosas; más que un ser hay múltiples seres. La pérdida del fundamento ha ocasionado la fragmentación y el nacimiento de múltiples fundamentos. Han terminado los grandes principios de la modernidad. Nos movemos en una pluralidad de formas de justificación.
Nuestra sociedad postmoderna es globalmente irracional como resultado de muchas racionalidades parciales.
Las consecuencias de esta pérdida de fundamento son, según Mardones:
Pérdida de la centralidad de la religión.
Mundo de cosmovisiones fragmentadas.
Creciente burocratización.
3.- DISOLUCIÓN DEL SENTIDO DE LA HISTORIA
El verdadero sentido de la historia es ahora reconocer la ausencia de un único sentido: el ser humano no puede escapar de su situación particular y contexto vital que, a la vez, le configuran y le condicionan.
Se defiende la no existencia de lo que denominamos historia, pues existen tantas historias como individuos, sin que ninguna de ellas pueda ser universal.
La postmodernidad, pues, certifica la disolución de la historia como proceso unitario. Frente a las utopías de la modernidad, la postmodernidad opta por el presente.
4.- FRAGMENTACIÓN MORAL: INDIVIDUALISMO NARCISISTA
La moral también queda fragmentada sin principios fijos que la sustenten, convirtiéndose el yo en el centro de la acción. La sociedad está caracterizada por el politeísmo de los valores, todo vale y la moral es una moral subjetivista, narcisista-hedonista, todo queda relativizado al sujeto y a cada momento. Así concluimos que se elude el sentimiento de culpa y se provoca un individualismo hedonista y narcisista. Importa la estética más que la ética.
LOS VALORES DE LA POSTMODERNIDAD
1.- PLURALISMO DE VALORES. TODO VALE.
La filosofía postmoderna nos conduce al relativismo y subjetivismo que afecta a todos los ámbitos del ser, del conocer y del vivir y, en consecuencia, a un pluralismo de valores. El valor es algo circunstancial, siempre “depende de...”
Los valores que surgen en la postmodernidad se dividen en tres núcleos fundamentales:
Relativismo (desencanto de la razón y la pérdida del fundamento) * Pluralismo, diversidad, escepticismo, secularización, fragmentación, pensamiento débil, etc.
Presente (Incredulidad de los grandes relatos y la disolución del sentido de la historia) * Liberación, desconfianza, agnosticismo, pasotismo, humor, lo cotidiano...
Esteticismo y la fragmentación moral * Afectividad, placer, narcisismo, novedad...
Así, frente a valores de la Modernidad como lo absoluto, la unidad, lo objetivo, el esfuerzo, lo pasado/futuro, la razón, la ética, la seguridad, etc., surgen los valores postmodernos de lo relativo, la diversidad, lo subjetivo, el placer, el presente, el sentimiento, la estética, el pasotismo, etc.